Un cura para problemas sin cura

Autor: 

Augusto Álvarez-Rodrich en La República

Es una estupenda noticia que el Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) vaya a ser presidido, por primera vez en sus sesenta años, por un peruano, el monseñor Miguel Cabrejos, quien acaba de ser elegido en Tegucigalpa para el período 2019-2023.

Chotano de setenta años, Cabrejos es un sacerdote franciscano que juega un papel importante en la iglesia peruana y latinoamericana. Arzobispo metropolitano de Trujillo desde hace dos décadas, preside por tercera vez la Conferencia Episcopal Peruana (CEP), y es vice gran canciller de la PUCP.
Ha tenido un papel destacado en las oportunidades en que la iglesia fue convocada para ayudar a encontrar solución a conflictos sociales que parecían no tener cura y, entonces, se creyó que hacía falta convocar a un cura.

Desde Conga hasta Las Bambas, Cabrejos ha sido varias veces anfitrión del diálogo en situaciones en que era imperioso producir confianza entre las partes para que identifiquen soluciones que beneficien a todos. 

La misión de construir confianza entre sectores en conflicto es una característica que a Cabrejos le viene como pintada porque él es una persona que proyecta confianza casi naturalmente.

Desde hace una década he seguido con interés su actuación pública, encontrando a alguien que, por un lado, como se recordó en la cálida recepción realizada en el jueves en la CEP, tiene un gran amor por la iglesia católica; y que, por el otro, posee la capacidad para tender puentes hasta con personas que, como este columnista, no coinciden con su credo pero reconocen su importancia, encontrando a alguien con quien es un gusto conversar, coincidir o discrepar, pues siempre muestra vocación por comprender a gente que puede pensar distinto de él. 

Es, además, alguien que entiende a la iglesia como un servicio para los más pobres y que no rehúye a los temas del momento, como la corrupción, la pedofilia en la iglesia, o la necesidad de una reforma para adecentar la política.

El monseñor Cabrejos es, junto con sacerdotes como el arzobispo de Lima Carlos Castillo y el cardenal  Jorge Barreto, parte de un grupo que puede acercar a la iglesia a la gente luego de dos décadas de tensión, algo que será bueno para todos en el Perú.