FRENTE A LA CLAUSURA TEMPORAL DEL LUGAR DE LA MEMORIA

1.    Ante la clausura del Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social (LUM) por el alcalde de Miraflores, nos sentimos, como cristianos y ciudadanos comprometidos con el bien común, indignados y profundamente preocupados, aunque siempre abiertos al diálogo y a tratar de entender lo que está ocurriendo desde una fe atenta a la realidad.

2.    Nos damos cuenta de que, tanto la clausura del LUM como la de INPPARES, realizada días atrás por la alcaldía de Jesús María, no se debieron sólo a problemas administrativos. Las declaraciones públicas en enero del alcalde de Lima, líder del mismo partido político de los alcaldes distritales mencionados, anunciaban esta intención (“basta de estos museos de la Memoria…que no tienen nada de memoria ni de reconciliación”, sostuvo el alcalde). Por lo demás, la clausura del LUM ocurrió el mismo día que Amnistía Internacional tenía programado hacer allí la presentación de su Informe anual sobre la situación de los Derechos Humanos en el Perú y el mundo. Nos queda claro que hay una intención política en todo esto y, además, un abuso de autoridad.

3.    Este tipo de declaraciones y acciones de rechazo a los Derechos Humanos y a la salud y educación sexual reflejan, ambas, la incapacidad de estas nuevas autoridades de respetar y tolerar al otro, al que perciben diferente, al que no piensa como ellos.

4.    El LUM realiza actividades culturales, de investigación y conmemoración para promover el diálogo en torno a temas de Derechos Humanos, especialmente los vinculados al conflicto armado interno que vivimos en el Perú en los años 80 y 90. Pero el LUM no es sólo un museo (de hecho, cambió su denominación de “Museo” a “Lugar” en 2010, porque no se quería sólo recordar el pasado sino también evitar la repetición futura de dichos acontecimientos), es una prolongación del trabajo que realizó la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR). En ese sentido, el LUM es el resultado de una política de Estado y no puede ser interrumpido por una autoridad municipal. Surge de una recomendación de la CVR que tuvo la misión del Estado de reconstruir la Verdad de lo ocurrido y además propiciar la Reconciliación. Reconciliar es volver a unir lo que estaba dividido, mitigar los conflictos que polarizan a la sociedad. Por eso es que hoy añade a su nombre “de la Tolerancia y de la Inclusión Social”. Cuán necesario resulta pues el LUM en momentos como los que vivimos.

5.    Como sostiene el Papa Francisco en su encíclica Fratelli Tutti, se necesita “cultivar una memoria penitencial, capaz de asumir el pasado para liberar el futuro de las propias insatisfacciones, confusiones o proyecciones. Sólo desde la verdad histórica de los hechos podrán hacer el esfuerzo perseverante y largo de comprenderse mutuamente y de intentar una nueva síntesis para el bien de todos. La realidad es que «el proceso de paz es un compromiso constante en el tiempo. Es un trabajo paciente que busca la verdad y la justicia, que honra la memoria de las víctimas y que se abre, paso a paso, a una esperanza común…» (#226). Es verdad cuando dice que “en muchos lugares del mundo hacen falta caminos de paz que lleven a cicatrizar las heridas, se necesitan artesanos de paz” (#225), y el LUM es un espacio para ellos.

La memoria no se puede clausurar, es necesaria para caminar hacia la paz con justicia. Invitamos a las autoridades, y a la ciudadanía en general, a reflexionar y a dialogar al respecto.

          Comunidad SS.CC. Héctor de Cárdenas

                         30 de marzo de 2023